LINFOMAS EN LA PIEL
Los linfomas cutáneos corresponden a un tipo de cáncer, que se origina en los glóbulos blancos, conocidos como linfocitos, células inmunitarias que generalmente ayudan al organismo a combatir las infecciones. Los linfocitos se clasifican en Linfocitos T (células T), linfocitos B (células B) y células citolíticas naturales; usualmente los linfomas de piel en las células T son más comunes que los de las células B; existen diversas manifestaciones de linfoma, pero los más frecuentes se clasifican en: Micosis fungoide y Síndrome de Sézary, el primero se manifiesta por con parches en cuerpo y extremidades, que con el tiempo pueden tornarse en placas y hasta evolucionar a tumores. Por su parte, el segundo se caracteriza por enrojecimiento, descamación, picazón, y dolor en la piel. En algunos casos hay presencia de manchas, placas o tumores. Puede ser difícil en un principio diferenciar un linfoma de una erupción cutánea, sin embargo, la biopsia de piel es una prueba certera a la hora de realizar el diagnóstico.
¿Cómo se aborda este tipo de cáncer?
La condición médica de cada paciente es diferente, por lo que debe ser evaluada, de manera independiente según el caso, siendo factores de mayor relevancia la etapa de la enfermedad y su grado de afectación. Para su tratamiento se incluyen terapias tópicas, sistémica, fototerapia, radioterapia local y superficie cutánea total, terapias biológicas o inmunitarias o quimioterapias sistémicas. Para las etapas iniciales de la enfermedad se efectúan tratamientos dirigidos a la piel y terapias sistémicas en aquellos pacientes en que el tratamiento dirigido ya no surte efectos benéficos.
En Dermas contamos con un dermatólogo oncólogo, de amplia trayectoria y experiencia en el manejo de esta enfermedad.