HONGOS E INFECCIONES
Las denominadas infecciones micóticas de la piel son afecciones comunes, ocasionadas por distintos grupos de hongos, que habitan especialmente zonas favorables de humedad y calor y que tienen un comportamiento oportunista al invadir el estrato córneo de pelo, uñas o mucosas; aunque cualquier persona puede padecer una infección fúngica, los pacientes que experimentan una disminución en sus defensas, aquellos de edad avanzada, diabéticos o personas tratadas con ciertos medicamentos, resulta ser la población más vulnerable a contraerlas. Las infecciones más comunes de la piel son aquellas ocasionadas por microorganismos como tipo levadura, destacándose la Candidiasis, que afecta las zonas húmedas de la piel como boca, tracto digestivo o vagina y manifestada por erupciones, descamación, prurito e hinchazón; por su parte, la tiña, también conocida como dermatofitosis, es una micosis superficial que suele presentarse en la piel, las uñas y el cuero cabelludo y caracterizada por manchas escamosas circulares, picazón, resquebramiento y dolor entre otros síntomas, y la Pitiriasis versicolor, que afecta la pigmentación de la piel, dando lugar a la aparición de pequeñas manchas decoloradas especialmente en espalda, hombros y cuello.
¿Cómo se aborda esta patología?
En función del tipo de infección micótica, los tratamientos pueden variar; en algunos casos es importante determinar el hongo implicado, con el fin de proporcionar al paciente un tratamiento dirigido; en una gran parte de los casos se obtiene una buena respuesta clínica con tratamientos tópicos, sin embargo, en casos de afecciones que comprometen áreas de la piel poco accesibles, los antimicóticos dermatológicos por vía sistémica resultan más eficientes; asimismo, las terapias orales combinadas con medicamentos se emplean según el caso, en pacientes con cuadros clínicos más severos.